Con la frente en alto María, propietaria de dos salas de apuestas junto a su marido, nos escribe desde Quarto (NA) destacando lo mal que está la no reapertura de estos negocios. “Leí la carta de mi colega Marco. Mi esposo también tiene dos cuartos…

Para leer este artículo

Inicie sesión o regístrese

Artículo anteriorCON LA CABEZA EN ALTO. “¿Qué hace que un gimnasio sea menos peligroso que una casa de apuestas?”. La carta de Claudia, empleada
Artículo siguienteCON LA CABEZA EN ALTO. "Si este trabajo es un insulto, entonces insultame". La historia de Gaudenzio, un empleado de un bingo de Codere en Bolonia