“No hay absolutamente ninguna necesidad de traer a todos los jugadores a las salas, donde están confundidos como si las máquinas tragamonedas fueran todas iguales. En salas especializadas hay videoloterías, máquinas 10 veces más peligrosas que las tragamonedas de los bares. Las videoloterías permiten pérdidas importantes, lo que las máquinas tragamonedas no permiten”, escribe AGCAI en una nota.

“Las tragamonedas de bar no deberían eliminarse, pero sí hacerlas aún menos impactantes devolviéndolas a los mismos parámetros técnicos que en 2004, año de su introducción con una apuesta de 50 céntimos (en lugar de 1 euro), una ganancia máxima de 50 euros ( en lugar de 100) y un porcentaje de victorias de 75 (en lugar de 65).

Sin embargo, eliminar las máquinas tragamonedas de los bares sería un gran error porque atraería a todos los jugadores a las salas VLT y porque la ilegalidad que existía antes de 2004 regresaría a los bares, por lo que sería como retroceder 20 años.

El jugador del bar, en cambio, si jugara en una máquina con una pérdida horaria muy limitada similar a la de una máquina de pinball (lo cual es técnicamente factible) podría satisfacer su deseo de jugar sin perder mucho dinero en un en poco tiempo y sin aglomerarse en las salas VLT, en el juego online o en el juego ilegal donde la pérdida horaria puede llegar incluso a miles de euros en una hora". 

“Cuando se introdujeron las máquinas tragamonedas en los bares en 2004, inicialmente había un máximo de 4 máquinas por sala y estaban prohibidas en los estancos y también en los salones. Sólo tras una nueva cuota impuesta por el Gobierno en 2011 se incrementaron hasta un número máximo de 8 tragamonedas en bares, estancos y salas VLT que mientras tanto se llenaban de Videolotería, la máquina de juego que provocó el estallido de la emergencia del juego en Italia. ”, subraya la asociación.

“Mientras había un máximo de 4 máquinas en los bares, con una apuesta máxima de 50 céntimos, durante casi 10 años no hubo alarma por la adicción al juego en Italia, precisamente porque el jugador podía entretenerse pero sin perder grandes sumas de dinero. en poco tiempo. Evidentemente reducir el juego no está en la voluntad del Gobierno ni siquiera de las grandes multinacionales”.

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