Tragamonedas. Elogios a los gerentes de Rimini. El bien del que nadie habla

 

(Jamma) En los últimos días se llevó a cabo una operación de inspección masiva en Rímini que condujo a la inspección de 110 lugares públicos donde se instalaron máquinas tragamonedas. El Arma ha empleado a más de 100 carabineros para un control elaborado en el seno del Comité Provincial de Orden Público y Seguridad, realizado en colaboración con las oficinas regionales de la Administración Autónoma de los Monopolios Estatales, para la prevención y represión del juego ilegal, la seguridad en el juego y la protección de menores, establecido con un decreto ley específico de 2009. Los controles permitieron conocer la regularidad de los dispositivos instalados y controlados por Arma en más de 110 establecimientos públicos de la provincia de Rímini.

 

La noticia transcurrió obviamente en absoluto silencio, ignorada deliberadamente por quienes en los últimos tiempos han estado haciendo de megáfono de las fechorías de los “señores de las máquinas expendedoras”.

 

En cambio, creemos que se debe dar la importancia debida a esta noticia, no tanto como una confirmación de la profesionalidad y corrección de las empresas sujetas a controles, como por el valor de los datos que asume una importancia particular en comparación con otros.

 

De hecho, hace solo unas semanas se dieron a conocer los datos relativos a la actividad de control de la Guardia di Finanza en los numerosos establecimientos públicos de la provincia. Dato que evidenció una situación de irregularidad en línea con la media nacional: en 2012, de 3052 controles en establecimientos públicos, se detectaron 1309 infracciones por falta de emisión de comprobantes fiscales. El 42,88% de los controles encontraron irregularidades, un aumento de 5,61 puntos porcentuales con respecto a 2011.

 

'Distraídos' a la hora de emitir el recibo, los expositores (y los administradores) en cambio demuestran ser muy cuidadosos en el cumplimiento de las numerosas obligaciones relativas a la gestión de las máquinas de juego. Las infracciones más frecuentes, en general (y este no es el caso de los operadores de Rimini) se refieren a obligaciones burocráticas más que a la regularidad de los dispositivos. En este caso promoción con la máxima nota: con matrícula de honor.

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