Con la frente en alto, Raffaella, una empleada de la sala de máquinas tragamonedas, cuenta su historia. “Soy Raffaella y he sido empleado de una sala de tragamonedas en Lombardía durante un año y algunos meses. Y estoy orgulloso de ello. Conocí gente con un corazón...

Para leer este artículo

Inicie sesión o regístrese

Artículo anteriorFlorencia, joven de 20 años detenido y arrestado mientras robaba en un bar: se había apropiado de casi 900 tarjetas rasca y gana
Artículo siguienteCON LA CABEZA EN ALTO. “No arruinamos a nadie, trabajamos con dignidad”. Escribe Miriam, empleada en la sala de máquinas tragamonedas.