Cabeza en alto Claudia, empleada de una sala de apuestas, pregunta qué diferencias hay con otros negocios que ya reabrieron como los gimnasios. “Soy empleado de una pequeña tienda de apuestas en la provincia de Rimini, amo mi trabajo, lo sé…

Para leer este artículo

Inicie sesión o regístrese

Artículo anteriorCON LA CABEZA EN ALTO. “Yo también soy jugador, pero sin excesos”. la carta de rafael
Artículo siguienteCON LA CABEZA EN ALTO. “Podríamos haber abierto con total seguridad”. Escribe María, dueña con su esposo de dos salas de apuestas