Sensacional absolución en Nápoles a favor del propietario de un punto de recarga contratado por un conocido distribuidor GAD. Le asiste el abogado. Marcos Ripamonti (en la imagen).
Durante una inspección que se remonta a 2021, el titular del PVR fue acusado de una serie de presuntas infracciones penales, todas imputables, según la Fiscalía napolitana, al delito de intermediación prohibida de conformidad con el artículo 4 de la Ley 401/89 y al delito de juego. En particular, la puesta a disposición de los clientes de estaciones web para jugar en el portal del distribuidor, la posibilidad de que el PVR tenga una cuenta "madre" con la que los clientes puedan recargar, la instalación por parte del concesionario de un software destinado a permitir el PVR visualizar los volúmenes de recaudación generados por las cuentas establecidas en el propio PVR, para contabilizar las comisiones con base en la propia recaudación.
La defensa, con una discusión detallada, apoyó la inexistencia del delito previsto en el artículo 4 de la Ley 401/89, argumentando que ni el suministro de estaciones Web ni la impresión de recordatorios de apuestas directamente por los clientes constituye un delito. En cuanto a la determinación de las comisiones en función de los volúmenes de recaudación generados, el abogado. Ripamonti argumentó que esto no indica ni intermediación ni otros delitos, incluida la violación de las prohibiciones de publicidad, ya que es prerrogativa del comerciante y de sus colaboradores, Skin y PVR, determinar libremente los planes de comisiones, siempre que no se realice ninguna intermediación, como se trata de aspectos legítimos vinculados a la promoción y comercialización de productos.
El resultado fue la absolución total porque "el hecho no existe" con los ordenadores liberados del embargo.
El propietario también fue absuelto del delito de juego, habiendo demostrado el defensor que el concesionario no había ofrecido juegos distintos de los certificados en la plataforma. En discusión del juicio el abogado. Marco Ripamonti dedujo que los conceptos de promoción y marketing a menudo se confunden no sólo con el delito de intermediación, sino incluso con la violación de la prohibición de publicidad prevista por el decreto de dignidad.

“El PVR – dijo a Jamma el profesional de Viterbo – sigue siendo un elemento poco conocido de la cadena de suministro. He escuchado hablar de la ley habilitante para la amnistía de las PVR, como si fueran elementos que hasta ahora han estado prohibidos y por lo tanto necesitan ser subsanados. No me gustaría que los profesionales confundan los PVR con los CED de 2015, basándose sin sentido en las Leyes de Estabilidad de 2015 y 2016, que nada tienen que ver con los puntos de recarga. Sería francamente paradójico".

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